Según estudios científicos, el cerebro humano tiene un mecanismo que con el pasar del tiempo transfiere los archivos antiguos de nuestra memoria del consciente hacia el subconsciente. Por tal razón, es mucho más fácil borrar los recuerdos más recientes y se nos hace complicado deshacernos de aquellos que se encuentran en las áreas más profundas de nuestra memoria. Es por eso que necesitamos prestar atención a la sanidad interior de las heridas producidas en las primeras etapas de nuestra vida, especialmente las de la infancia, ya que éstas se caracterizan por marcar a las personas a largo plazo.

La psicología afirma que el carácter de nuestra personalidad se forma antes de los 7 años de edad…

La mayoría de los problemas emocionales provienen de esos primeros años de vida, dicho de otra forma, lo ocurrido durante ese lapso de tiempo, determinó en gran manera la persona que hoy somos. Por lo que, entender nuestro pasado, nos ayudará a comprender nuestro presente, y sanar las heridas de nuestra infancia nos permitirá tener una vida adulta más saludable.

Pero para ello, en primer lugar, necesitamos conocer las heridas emocionales más comunes que se producen durante la infancia, para identificarlas en nuestra propia historia de vida y poder trabajarlas. Estas son: rechazo, abandono, carencias económicas, maltrato físico o psicológico, sentimiento de injusticia y/o ridículo.

Profundizando en las principales heridas de la infancia…

Toda persona necesita sentirse aceptada, por lo que el rechazo socava el valor propio, creando una actitud de desconfianza y dificultad para crear lazos afectivos. Por otra parte, quienes han sufrido abandono por muerte, divorcio o ausencia de uno de los padres, van por la vida siendo inseguros, pueden mostrarse fríos, indiferentes o poco interesados en tener relaciones, pero la verdad es que les resulta muy difícil crear vínculos de apego, por el temor a ser abandonados nuevamente.

Para quienes han vivido con muchas carencias económicas en su niñez, el dinero es algo muy importante, les brinda la seguridad que no tuvieron, por ello suelen guardarlo, para no tener que enfrentar situaciones de necesidad similares. Las personas que fueron víctimas de maltrato infantil de cualquier tipo, suelen ir por la vida con baja autoestima y un miedo enmascarado de falsa fortaleza, suelen estar muy asustados o a la defensiva. En cuanto al temor a hablar en público, a veces es resultado de la burla constante o excesiva, de haber sido ridiculizado.

Esperanza para el futuro…

Si has reconocido alguno de éstos indicadores en ti y sabes que están afectándote de forma individual y/o en tus relaciones interpersonales, te invitamos a “anhelar y luchas por una vida plena”, libre de las secuelas del pasado. Busca ayuda profesional para tu sanidad interior… ¡NO permitas que tu pasado siga saboteando tu presente y amenazando tu futuro!

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(Imagen de Gerd Altmann en Pixabay)